Seúl (3/40.249km)
Ni siquiera encontrar los baños públicos es fácil, pero bueno, centrémonos en relatar los hechos posteriores ;)
La entrada sencilla cuesta 8000 KWR (4,8€) y con derecho a la zona de relax, 9000 KWR (5,5€). No sé porqué me dio por coger la entrada "simple"...
Según pasas la recepción, tienes que dejar los zapatos en un armario destinado a ello. En este local, te daban una llave que abría este armario y posteriormente el del vestuario. Así que, descalzo, pasas a la zona de vestuarios.
Adelanto el decir que los baños públicos en Corea son diferentes para hombres y mujeres, es decir, no son mixtos. ¿El por qué?
Porque según llegas al vestuario, te quedas como tu madre te trajo al mundo. De aquí, pasas por la zona de duchas -obligatorias- y ya estás preparado para las piscinas.
Las hay a diferentes temperaturas, pero es que hay que decir que a los coreanos, cuanto más caliente el agua, mejor. Así que una de ellas marcaba que había 55ºC (cada una tenía su termómetro). Yo no me lo creo, aunque me metí y casi salgo escaldado. Pero si los coreanos estaban allí, yo no iba a ser menos...
De aquí me metí a la de agua fría. Y fría es fría. Casi me da un chungo de lo fría que estaba, así que salí echando leches, y de aquí a la sala de vapr y a la sauna.
Un par de piscinas más, y estaba empezando a preguntarme que porqué no había cogido la entrada completa, así, que salí, me vestí, fui a recepción y pedí la otra entrada; el tío fue legal y sólo me cobró los 1000 KRW que faltaban.
Me dio una especie de pijama, y, ale, a correr. Una vez con el pijama, ya podía bajar a las plantas de abajo, donde ya es una zona mixta.
En este, había dos plantas dedicadas a hacer nada, tal cual. En la primera (de unos 700m2) había colchonetas para tirarte en el suelo a ver la tele (estaba puesta pero muy muy bajita), una sala de ordenadores y recreativas (desde los 80 hasta ahora) todo ellos sin sonido y unas salas para recibir masajes (cuando digo masajes, son masajes, nada de malosentendidos). Al fondo, una especie de mirador para poder ver la planta de abajo.
En la planta de abajo (de unos 1.200m2) había más salas para descansar, una especie de tatami gigante donde familias enteras estaban tumbados (domingo a las 23.45) y máquinas de hacer masajes. Además, una pequeña recepción donde vendían algo de comida y bebida (sin alcohol).
En fin, todo, como véis, rollo relajante. Es una experiencia única, que si váis a Corea, tenéis que probar.
Al llegar al alojamiento, descubrí un programa increíble en la tele japonesa (era vía satélite). Una especie de... pressing catch ;)
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