Me levanto como una rosa y, después de desayunar vamos a la oficina de turismo para reservar unas excursiones. Nos apetece sobrevolar los fiordos, para lo que pretendemos alquilar una avioneta; también hay helicópteros, pero son bastante más caros.
Decir que en Nueva Zelanda se puede reservar casi cualquier cosa desde las oficinas de turismo.
Por desgracia, el vuelo en avioneta no se puede hacer hoy, así que reservamos para mañana. Aprovechamos para reservar sitio en una excursión a la tarde para ir en barco a ver unas cuevas en las que viven gusanos que emiten luz.
Aprovechamos el resto del día para ir a hacer trekking a Manapouri. Un barco-taxi nos cruza el río y ahí comenzaremos el "Circle Track".
Una senda que dice que se tarda 3,5h y que, envalentonados, la pretendemos hacer en 2,5/3h.
Las 3,5h se quedan un poco escasas y tenemos que llamar al taxista para que nos de un poco más de tiempo. Parecemos abuelas...
La noche nos lleva a dar una vuelta por el pueblo, aunque no hay mucho ambiente. Nos quedamos en el sitio que más fiesta tiene, el Moose, que tiene un grupo en directo. Unas cervecitas y a la cama, que mañana será un día de esos de carretera.
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